(del Libro de los Ferreteros 14, 15-39, inédito)
Tras recibir un puñetazo del Pulpo Gigante, ingresó Jesús en un estado de ira inaudita, cubrióse de fuego y disparóle rayos láser por los ojos, que perforaron al cefalópodo y lo enviaron al cielo junto al creador padre de todos los pulpos.
Y volando huyó Jesús de la Isla de los Monstruos.
Tras 37 días y 80 noches aterrizó Jesús en el pueblo de Tobohabab, en el Valle de Semolanet, y encontró allí un campamento de pastores descansando cabizbajo y triste. Hablóles el Señor: «oíd y responded todos a mí, ¿qué os hace echarse aquí como el durazno cuando ha caído del árbol?». Respondieron los pastores: «El día es tan largo que nuestras piernas flaquean, forastero, y ya casi no tenemos vino» a lo cual respondió Jesús: «Dadme el vino». El líder de los pastores, previendo la multiplicación del brebaje escarlata, alcanzóle el cuenco con vino a Jesús y éste bebiólo de un solo trago, hasta el final, y luego rompió el cuenco contra su frente, suspirando de placer. Y los miró con ojos temblorosos y mejillas sonrojadas, y hablándoles les dijo: «Ahora me voy a dormir la siesta con ustedes, pero antes, ¡una parábola!». Y narró Jesús la Parábola de los que se rascan mucho:
Parábola de los que se rascan mucho.
En una aldea nazarena vivían el padre y sus dos hijos, carpinteros de profesión.
El padre, que era bueno, trabajador y nunca pecaba, se vio obligado a realizar un viaje y, previendo una prolongada estancia fuera, instruyó a sus hijos en las tareas del taller. «A ti, hijo mayor, te dejaré a cargo del serrucho. Tienes que terminar esta cama, pues la recogerán en una semana. A ti, hijo menor, te dejo a cargo del martillo y los clavos. Termina esas puertas, esa ventana, esas mesas y haz 150 cajones para este viernes», y abrazándolos se fue el padre de viaje. Era jueves por la tarde.
El hijo mayor, que era vago y enemigo del trabajo, se acostó en un rincón y se rascó la panza en señal de pereza. El menor, vacío de rencor, se puso a trabajar.
Llegó el viernes. El hijo menor logró hacer todas las tareas que su padre le encargara y, además, terminar la cama del hermano mayor. Éste, de tanto rascarse la panza, se había hecho un hueco en el abdomen, a través del cual podían verse sus entrañas y el camino de entrada que habían tomado un sinfín de insectos, que anidaron en los intestinos del hermano mayor y lo infectaron todo y, por esta causa, al rato el mayor murió y descendió al infierno.
Al regresar el padre de su viaje, felicitó al hijo menor por su diligencia y eficacia, y pateó en las rodillas el cuerpo de su hijo mayor, el vago, y gritó «Es cierto como que la lluvia es llanto del Altísimo que quien mucho se rasca se termina perforando, y los insectos anidan en su interior y lo matan. Y es cierto como que el limón es agrio que quien trabaja y no se rasca vive más que quien lo hace, pues a éste se lo comen los insectos y a aquel no»!
Y tras escuchar los pastores la parábola que Jesús les contara, reflexionaron sobre lo difícil que sería su vida si fueran carpinteros y celebraron ser pastores. Acostáronse luego junto a Jesús y le dieron las buenas noches, a pesar de que era temprano por la mañana y tenían que trabajar, y durmieron todos y soñaron con la bondad y un arco iris.
5 Comentarios:
Es palabra del Blog...
Sublime
(léase 'Sublain')
Abrazo primox...
Jaja! Ésto me hace acordar a... http://www.youtube.com/watch?v=sdcCK-Zj-wA&feature=share
Qué elocuente que sos, dios!
la.gor.da
Amé!!!!
Tal como dijo UnServidor, es Palabra de Blog.
Digno de alabanza.