Posesión del menor de la Beatriz.

Y hoy me viene la Beatriz y me dice que el menor de ella no le para de vomitar pelo desde el domingo, y no es que yo no la entienda pero ¿te digo la verdad?, yo prefiero que estén ahí con la copa y el espiritismo y las almas en pena que por lo menos están bajo techo y en casa y no andan por la calle de madrugada y borrachos, que uno nunca sabe quién los puede asaltar y violarle hasta las orejas a todos, pobrecitos, en estos días que te meten dos tiros en el pecho por un par de zapatillas o te clavan un cuchillo en la garganta para robarte el relos (sic). Yo el sábado los escuché que jugaban con la copa y hacían la invocación. Estaba Fabio, mi hijo, con los amigos. Yo me asomé y vi que habían cortado los papelitos con el alfabeto y los habían puesto formando un círculo sobre la mesita del living y alrededor los cuatro tiesos de los nervios. El menor de la Beatriz perdió al piedra papel tijera y le tocó invocar al ánima así que agarró la copa tapándola con la palma de la mano y dijo «invocamos a algún alma buena y amigable que quiera conversar con nosotros un rato, si es así que por favor dé una señal» pero ni mu, ni una señal, y de los nervios todos se tentaron y se empezaron a reír pero después el menor de la Beatriz volvió a invocar: «queremos conversar con un alma que sea buena, no mala, demonios no por favor, bueno si hay alguna, que nos dé una señal» y ahí nomás empezó a titilar la lámpara del living y la radio de repente a todo lo que dá y eso que estaba apagada y desenchufada. El menor de la Beatriz se apuró a poner la copa sobre la mesa pero del susto la dejó caer y claro esas copas que compro yo en los chinos no valen nada así que imaginate, no fue tocar el piso que la copa ya estaba destrozada, y si hay algo que no hay que hacer cuando se juega con las ánimas en pena y se las invoca con una copa, ¡es romper la copa!, y eso todo el mundo lo sabe porque es vos pópulis (sic) que el alma está dentro de la copa encerrada y la mueve por el tablero desde dentro, empujando digamos las paredes, y apenas se rompe la copa el alma en pena se escapa de lo más feliz por el mundo de los vivos y en menos de lo que se tarda en decir “Lucifer” ya te tiene más poseído que la Regan de la película,  pero no, yo te digo la verdad,  siempre sospeché que el menor de la Beatriz lúcido, lo que se dice lúcido, nunca fue, y ¿qué hace el menor de la Beatriz?, va y rompe la copa y ahora la Beatriz no tiene un segundo de paz en la casa, entre las sillas que se mueven y se le suben a la mesa y las cortinas que le flamean con las ventanas cerradas y la tele y la radio desenchufadas y encendidas y el menor de ella que no para un segundo, si no vomita pelo y líquidos verdes, le gira la cabeza 360 grados o le habla en latín y en griego antiguo o baja las escaleras como araña todo para atrás, y no para un minuto de insultarla a la Beatriz y de meterse un crucifijo que encontró no sé dónde en el culo gritando como en la película "copula con Jesús, copula con Jesús" y claro, te imaginarás cómo estárá la Beatriz, con lo creyente que es que no hay un domingo que no esté en primera fila chupando cirios. Yo al mío le tengo prohibido volver a invocar un espíritu en su vida y que ni se acerque a la casa de la Beatriz, no se le vaya a quedar pegada un ánima, toco madera, que después hay que salir a conseguir un exorcista que venga a echarte la presencia maligna de la casa y hay que ver lo que cuesta que el Papa te apruebe eso y ni hablar de la tarifa.