La máxima prioridad es rodar el film cuanto antes y estrenarlo mundialmente con bastante publicidad pero sobre todo lo antes posible para que el escándalo despertado por las fotografías de Scarlett Johansson filtradas por Internet en donde pueden verse las atractivas posaderas de la actriz en un espejo o el costado de un seno con altísimas posibilidades de ser 100% Scarlett no se haya enfríado.
Todo el proyecto depende de si la filtración de estas fotografías han debilitado la resolución original de la actriz de NO HACER ESCENAS DE DESNUDO ya que «un pezón visto es un pezón que pierde todo atractivo»1. Queda claro que el hermosísimo y muy probablemente suave como algodón de azúcar seno derecho de S.J. está coronado por un pezón-ya-visto, lo que refuta el argumento de su negación a escenas excedidas de piel y aumenta considerablemente las posibilidades de que la actriz acepte la presente propuesta.
La trama no es demasiado importante en relación con los beneficios monetarios del film, pero sí es relevante a la hora de conseguir el sí de Scarlett, pues se sabe que la actriz ha mantenido siempre una actitud muy exigente y selectiva ante los guiones que se le ofrecen (que no son pocos), y que ha rechazado papeles importantísimos pero nada profundos como el de la enfermera Tiffany Hunchsen para American Pie 9, ¡caos en el geriátrico!, (de próxima aparición) o Heidi, en su adaptación cinematográfica del popular animé (proyecto de James Cameron actualmente en stand-by). Así, el film debe aspirar a presentarse en unos cuántos festivales y proponer al espectador mediocre algún tipo de reflexión o incluso replanteamiento sobre la vida, la muerte, el amor y otros temas universales, siempre que la reflexión en cuestión a) no deje al espectador con los ánimos por el suelo al finalizar la cinta, lo que siempre dificulta la publicidad del boca en boca, y b) no opaque el verdadero epicentro de la obra, a saber, la escena central de sexo entre Johansson y Timberlake (o actor similar). Además, es importante ocultar en esta escena algún tipo de fantasía sexual más o menos general que equivalga a algún tipo de subgénero del porno clásico, como puede ser que Scarlett sea alumna, profesora, hermanastra o enfermera de su partenaire de lit.
Ofrezco la siguiente trama a modo de ejemplo: Ruthie McFroyl (S.J.) es una estudiante de pésima conducta. El día de su decimoctavo cumpleaños –es importante evitar cualquier tipo de polémica... ¿o no?– Ruthie decide hacerse un regalo personal llevando a cabo alguna travesura que se va de las manos y acaba con su escuela en llamas. El director Steve Fresten (Timerlake o similar) llama a Ruthie a su aún humeante oficina donde tiene lugar un primer juego de miradas y malvadas seducciones por parte de la alumna, ante las cuales el director reacciona con la mejor de las caras de poker (no debe exigirse mucho de Timberlake) y logra dominarse. Más adelante hay más y más escenas de seducción pero Fresten sale intacto de todas, y eventualmente se enamora de la señora McFroyl (madre soltera de Ruthie, interpretada por Charlize Theron) y se muda con la alumna y su madre. Nos acercamos ahora a la escena central, en una atmósfera que el espectador medianamente culto podrá equivaler con la del film Lolita (Adrian Lyne, 1997). Conviviendo con su traviesa alumna, Fresten se ve sometido a continuas tentaciones hasta que un domingo en que la señora McFroyl ha salido a pasear a Trudy, su vibrante caniche toy, la pequeña Ruthie vence el autocontrol de Fresten y tiene lugar una escena de amor salvaje de prendas arrancadas, de labios que se muerden y manos que no pueden estarse quietas, de pieles que brillan de sudor y gemidos jadeantes y agitados, una escena sin censuras aunque siempre respetando las normas del softcore, es decir, mostrándole al feliz espectador solamente nalgas y senos (que son, por otra parte, los distritos corporales de S.J. de público conocimiento2). La escena se extenderá el mayor tiempo posible y deberá hacerse con excelente iluminación –nada de claroscuros o penumbras– y en varias habitaciones de la casa, para mayor variedad erótica del público interesado.
Para dotar a la película de un final digno de palmas, osos o gaviotas de oro, es necesario que el director Fresten muera en la película para que S.J. tenga oportunidad de desplegar sus dotes actorales en una escena de extrema congoja y dolor, con plano cenital abierto de Ruthie arrodillada en el pavimento sosteniendo entre sus brazos los atropellados restos sin vida de Fresten y gritándole al cielo un terrible y final «por qué, por qué Dios, por qué3».
Posible tagline del poster: «¿Crees que lo has visto todo?», evidente guiño al fan de S.J. para separarlo de la multitud y decirle, subliminalmente y en segunda persona del singular, «sabemos lo que quieres, y lo tenemos para tí». Otro tagline puede ser «Una historia nítida, bien enfocada y en alta definición», otra vez buscando la complicidad del fan incondicional aludiendo a la baja resolución de las fotografías filtradas.
Presupuesto: US$ 30.000.000, de los cuales el 85 o 90% serán para la actriz y el resto para rodar el film y pagarle al resto del elenco. Es muy posible que Timberlake, tras leer el guión, acepte trabajar ad honorem.
Posibilidades de secuela: nulas, de acuerdo con el argumento esgrimido por la propia actriz («un pezón visto...»), a menos que acepte Jessica Alba, cuyas cimas mamarias4 aún se mantienen vírgenes a los ojos de la gran pantalla5.
1 «A seen nipple is a nipple that no longer teases», Scarlett Johansson en una entrevista al New York Times, 12 de agosto, 2007.
2 No se mostrarán nalgas de Timberlake (o actor similar)
3 Why, why God, why!
4 Es decir, pezones.
5 En Sleeping Dictionary los desnudos los hizo Melanie Dee, doble de J.A.
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1 Comentarios:
Tal vez lo de las fotos de si iphone solo haya sido un ensayo, jejeje.
Besos de Lulu