Una vez más murmuró, mientras le llevaba el café al Jefe de Planta. Murmuró pero la escuché. Murmuró "un día de estos me tiro de la terrasa y se van todos a la mierda". La codeé a Nati para que la escuchara murmurar "un día de estos no van a saber donde estoy hasta que alguien me encuentre en la calle, estampada contra la puta calle...".
Cómo nos reímos ese día. Cómo nos reímos de Fabiana murmurando, siempre sola, siempre enojada. Siempre murmurando.
Es peor que la tristeza, cuando estás siempre enojado. El tipo que da las charlas sobre autocontrol para el personal de la empresa lo dijo. Fue la frase pelotuda del día. Pero cómo nos reímos de Fabiana, siempre murmurando amenazas suicidas.
El Jefe de Planta probó el café y se quejó. Estaba amargo el café, por eso le pidió (medio le gritó) a Fabiana que le pusiera más azucar.
__ En seguida. (Murmullo:.. muerta en mi casa y se van a enterar por el olor del cuerpo, 3 días después por el olor a descomposición del cuerpo cuando los vecinos se quejen)
Cuando fue para la cocina, el jefe se acercó y con Nati lo miramos sonrientes.
__ Cómo murmura__ le dije yo. Siempre es ventajoso darle charla al Jefe de Planta. Soy un boludo.
__ Mirá si algún día agarra y lo hace...__dijo Nati sin dejar de mirar la pantalla donde leía y guardaba dato tras dato tras dato.
__ Pero por favor….__ dijo el Jefe de Planta distraído.
Fabiana trajo el café endulzado.
Natalia dejó de tipear y miró a Fabiana. La miró de pies a cabeza.
__ Estás muy linda hoy.
__ Gracias.
Se fue sin murmurar, por primera vez en años Fabiana se fue sin murmurar. Miré a Nati sin poder creerlo...
__ ¿Desde cuándo sos buena vos?.
__ Qué querés decir...
__ Siempre la tratás para la mierda... ¿y ahora le decís que está linda...?
__ Bueno, el tipo de las charlas dijo que un buen trato con los colegas puede significar un ascenso, y además...
Natalia no dijo más. Nada más entendible, por lo menos. Comenzó a gritar señalando algo a mis espaldas. Me di vuelta para ver nada, nada más que el cielo nublado a través de la enorme ventana del piso 19.
__ ¡Fabiana! __gritó Nati.__ ¡Se tiró!. ¡LA VI PASAR POR LA VENTANA!.
Miré hacia abajo.
Fabiana todavía caía. El pañuelo que había llevado al cuello caía detrás de ella. La habré visto caer como mucho dos segundos, pero tuve tiempo de ver un montón de cosas. Sus rulos, su pañuelo, su pollera levantada, su bombacha roja, sus piernas y brazos estirados y flameando como si fueran de tela. (La metáfora la invento ahora, en ese momento pensé “como el muñeco Michelín, los brazos le flamean como al muñeco Michelín).
Aunque la ventana estaba cerrada y estábamos a 19 pisos de altura, aunque afuera había tráfico y viento, escuché el impacto. Escuché los huesos, escuché los labios chocar contra el asfalto y los dientes y la sangre y los aritos tintinear. Fabiana estampada.
Bajamos y Nati se desmayó apenas vio el cuerpo. Yo no. Yo me acerqué con el corazón a mil pero quería ver. El tráfico estaba cortado, no había tanto viento abajo, la gente ni respiraba. Escuché un susurro. Vi que una burbuja se le formaba en los labios a Fabiana. Se hinchaba y reventaba. Una burbuja roja. "...me viene a decir..."
Fabiana murmuraba. Acerqué el oído.
"Me viene a decir que estoy linda. Que me diga ahora que estoy linda, estampada en la calle..."
Otra burbuja comenzó a hincharse, pero cuando parecía que explotaba ahí se quedó. Una burbuja roja en los labios de Fabiana, media hora en los labios de Fabiana hasta que vino la ambulancia y los médicos cerraron la bolsa negra y se llevaron a Fabiana y sus murmullos para siempre.
Cómo nos reímos ese día. Cómo nos reímos de Fabiana murmurando, siempre sola, siempre enojada. Siempre murmurando.
Es peor que la tristeza, cuando estás siempre enojado. El tipo que da las charlas sobre autocontrol para el personal de la empresa lo dijo. Fue la frase pelotuda del día. Pero cómo nos reímos de Fabiana, siempre murmurando amenazas suicidas.
El Jefe de Planta probó el café y se quejó. Estaba amargo el café, por eso le pidió (medio le gritó) a Fabiana que le pusiera más azucar.
__ En seguida. (Murmullo:.. muerta en mi casa y se van a enterar por el olor del cuerpo, 3 días después por el olor a descomposición del cuerpo cuando los vecinos se quejen)
Cuando fue para la cocina, el jefe se acercó y con Nati lo miramos sonrientes.
__ Cómo murmura__ le dije yo. Siempre es ventajoso darle charla al Jefe de Planta. Soy un boludo.
__ Mirá si algún día agarra y lo hace...__dijo Nati sin dejar de mirar la pantalla donde leía y guardaba dato tras dato tras dato.
__ Pero por favor….__ dijo el Jefe de Planta distraído.
Fabiana trajo el café endulzado.
Natalia dejó de tipear y miró a Fabiana. La miró de pies a cabeza.
__ Estás muy linda hoy.
__ Gracias.
Se fue sin murmurar, por primera vez en años Fabiana se fue sin murmurar. Miré a Nati sin poder creerlo...
__ ¿Desde cuándo sos buena vos?.
__ Qué querés decir...
__ Siempre la tratás para la mierda... ¿y ahora le decís que está linda...?
__ Bueno, el tipo de las charlas dijo que un buen trato con los colegas puede significar un ascenso, y además...
Natalia no dijo más. Nada más entendible, por lo menos. Comenzó a gritar señalando algo a mis espaldas. Me di vuelta para ver nada, nada más que el cielo nublado a través de la enorme ventana del piso 19.
__ ¡Fabiana! __gritó Nati.__ ¡Se tiró!. ¡LA VI PASAR POR LA VENTANA!.
Miré hacia abajo.
Fabiana todavía caía. El pañuelo que había llevado al cuello caía detrás de ella. La habré visto caer como mucho dos segundos, pero tuve tiempo de ver un montón de cosas. Sus rulos, su pañuelo, su pollera levantada, su bombacha roja, sus piernas y brazos estirados y flameando como si fueran de tela. (La metáfora la invento ahora, en ese momento pensé “como el muñeco Michelín, los brazos le flamean como al muñeco Michelín).
Aunque la ventana estaba cerrada y estábamos a 19 pisos de altura, aunque afuera había tráfico y viento, escuché el impacto. Escuché los huesos, escuché los labios chocar contra el asfalto y los dientes y la sangre y los aritos tintinear. Fabiana estampada.
Bajamos y Nati se desmayó apenas vio el cuerpo. Yo no. Yo me acerqué con el corazón a mil pero quería ver. El tráfico estaba cortado, no había tanto viento abajo, la gente ni respiraba. Escuché un susurro. Vi que una burbuja se le formaba en los labios a Fabiana. Se hinchaba y reventaba. Una burbuja roja. "...me viene a decir..."
Fabiana murmuraba. Acerqué el oído.
"Me viene a decir que estoy linda. Que me diga ahora que estoy linda, estampada en la calle..."
Otra burbuja comenzó a hincharse, pero cuando parecía que explotaba ahí se quedó. Una burbuja roja en los labios de Fabiana, media hora en los labios de Fabiana hasta que vino la ambulancia y los médicos cerraron la bolsa negra y se llevaron a Fabiana y sus murmullos para siempre.
4 Comentarios:
muy bueno el texto. pobre fabi no?
la metafora de michelin genial!
un abrazo chino
ya cambie el link!
La verdd Chino, que recién entiendo varias cosas de la charla del viernes...jaja...mi acceso a internet es reducido en esta ciudad. Qué puedo decirte, que ya no te haya dicho? Asi que, convirtiendo este comentario en un comentario nulo, no digo nada.
Solo te recuerdo que una vez me hablaste de la "envidia literaria", bueno, acabo de sentirla tremendamente...
Un abrazo.
Imagina a un caco, o ami hablando en caqueano...
- uh .... loco, de cara me quede, de cara...
tene hora loco...?
facu
Cualquier cosa despué vamo y le metemo punta...