Pienso en Rumania. Poema.

Y como yo nací con un problema en el cerebelo,
relaciono cosas que no tienen nada que ver.
Y cuando me pica la rodilla pienso en Rumania.
Y cuando pienso en Rumania me acuerdo de un fósforo que un día no me anduvo.

Porque se me mojó, el fósforo.

Y cuando pienso en el fósforo pienso en vos
que te fuiste un día con un rugbier
y yo te dije ¿qué tiene él que no tenga yo?.
Y me gritaste
-Sabe jugar al rugby
-Está en tercer año de ciencias económicas
-Sabe hacer willy en la moto
-Maneja la sucursal más grande de la empresa del padre.
-No piensa en Rumania cuando le pica la rodilla.

Y te fuiste sin mirar atrás.

Y aunque sabía que no me escuchabas te grité
¿Ah sí?, pero a que él no sabe
todo esto que yo sí sé:
-Cantar el himno de Bulgaria en jeringozo.
-Imitar el ruido de la lluvia sobre un techo de zinc.
-Saber a la primera mirada si una persona de ojos razgados es japonés, chino, coreano o simplemente es un occidental que sospecha.
-Bailar tap así.

Y aunque sabía que ya estabas lejos bailé tap en el medio de la calle hasta que una vieja gritó ¡porqué no te incorporás los zapatitos con ruidito al organismo, salame!.

Y cuando pienso en los zapatos de tap pienso en los tarritos de durazno al natural abandonados en la costa del lago San Roque. Solos, los tarritos, ahí.
Y después pienso en esos puestos en la peatonal donde te llenan los cartuchos de tinta con una jeringa.
Y eso siempre me hace picar las rodillas.

Y pienso en Rumania.