Sobre mi terapeuta Rod Stewart.

Además de Rod Stewart, el músico británico, hay otro Rod Stewart que es mi terapeuta. Probablemente haya otros Rod Stewarts que se dediquen a otras actividades y quizás en Panamá haya un Rod Stewart ferretero, y en Holanda haya un Rod Stewart veterinario y no veo porqué no puede haber un Rod Stewart fisicoculturista en Nigeria.
Es buen tipo Rod Stewart. Mi psicólogo. Me deja tener blog, dice que me sirve para hacer catarsis. Yo antes para hacer catarsis lo que hacía era meterle la traba a señoras mayores que se paseaban por la peatonal y ver cómo caían al piso. Rod Stewart se mostró muy enojado cuando le comenté esto, y dijo que mejor hiciera un blog, porque meterle la traba a señoras mayores está muy pero muy mal.
A veces me hipnotiza Rod Stewart, y yo me voy perdiendo en el tranquilo vaivén de su reloj de bolsillo. Cuando caigo en la inconciencia le cuento recuerdos reprimidos y él después junta todo eso y lo mezcla con todas las notas que va tomando mientras yo le hablo de lo que hice en la semana y con todo eso saca una conclusión y me dice lo que tengo que hacer para ser mejor persona. La primera conclusión que sacó fue que no le metiera la traba a las señoras mayores. Otra vez me dijo que era peligroso incendiar cosas, y que mejor no lo hiciera. Yo le dije que no lo iba hacer más, pero medio que le mentí porque un día en que el doctor se excusó para ir al baño la voz que me habla al oído dijo aprovechá ahora que se fue a expeler líquidos y quemá todo. Es bastante convincente la voz que me habla al oído, así que no me quedó más alternativa que encender las cortinas y ver extasiado las llamas que iban invadiendo todo el consultorio. Corré, salame, antes de que nos cocinemos.
No me quiso recibir como por cuatro meses Rod Stewart, después de que incendiara todo. Pero como es buen tipo después me perdonó, me hipnotizó y cuando me desperté me dijo que la voz que me habla al oído se había ido para siempre. Sí, sí, y yo soy Richard Gere dijo la voz que me habla al oído. Pero yo dejé que el doctor creyera que se había ido, y ya no le hice más caso.
Porque me gusta mucho ir a conversar con Rod cada semana, y no quiero que se enoje más. Cuando no me puede atender porque tiene un congreso o porque tiene otros pacientes o porque tiene que remodelar el consultorio después de un incendio, yo me pongo muy triste y lo extraño.
Y hago catarsis pero no atacando ancianas, porque eso está muy mal, sino escribiendo en el blog. Como ahora que el doctor Stewart está en una convención de Psicólogos Tocayos de Músicos Famosos, en Singapur, y no vuelve hasta la semana que viene.

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