Si ya el 3D significó la ruina de muchos, la RV será sin duda el salto evolutivo que acabará con el cine independiente, de autor, el cine que no depende de presupuestos millonarios ni de carísimos derechos de comics o bestsellers de la semana. Cada vez más salas de Estados Unidos están adaptándose a la proyección-recepción de estímulos pentasensoriales y solamente un pequeño porcentaje conserva en sus instalaciones un proyector estándar de 2/3D. En Europa la situación es casi peor. El último censo ha revelado que en Nueva Connecticut (Francia) no quedan cines previrtuales.
Resulta ilógico oponerse al "progreso". Lo sé. Conozco el ejemplo que esgrimirán frente a mi cara: cuando el cine sonoro comenzó a popularizarse, muchos en la industria entraron en pánico y, de manera darwiniana, quienes no se adaptaron murieron. Pero ya he dicho en el comienzo de estas líneas que la clave de todo este asunto está en que la RV no es cine, la parte visual de una mal llamada película de RV (RV movie) simula siempre el punto de vista de un personaje vacío, sin nombre, adaptable al espectador que, además de la vista, comparte los otros cuatro sentidos con el protagonista de la RVm. El espectador mediocre encuentra en este tipo de experiencia el equivalente a las viejas películas de acción, donde la catarsis alcanzada en el happy end es el resultado de un muy básico sentido de la justicia alcanzado solamente a través de un largo, inhumano sufrimiento (recuérdense las clásicas películas en 2D de Bruce Willis o Jackie Chan Junior) y donde siempre puede verse la misma macroestructura cuyo núcleo está ya presente en las peleas finales de Rocky: el héroe sufre, el espectador sufre con el héroe, el héroe se recobra milagrosamente (muchas veces con la sola mirada anhelante de su amada, entre el público vociferante) y vence. Cualquiera que haya asistido a percibir Rocky VIII: Realidad Brutal (Rocky VIII, Brutal Reality) verá las coincidencias. Sylvester Stalone III, tercer clon del director de la primera Rocky, repasa una vez más este itinerario argumental que, aunque horriblemente predecible, sigue acaudalándose alrededor de todo el mundo.
American Pie XVIII: Feel the pie!, actualmente en posproducción, es el ejemplo perfecto para el equivalente cómico de lo que la saga de Rocky Balboa es en drama: adolescentes semidesnudas, sexo casual y un trato de la amistad masculina en donde lo único que une a los amigos es el deseo del elemento femenino (reducido siempre a la conquista vaginal en términos casi caninos) que llevará siempre a rupturas parciales de la relación, preparando el terreno para la escena final de reconciliación compatible con el éxito copulativo de los miembros del grupo.
La realidad virtual ha llegado para quedarse. Eso dicen, y el pesimismo que me caracteriza me empuja a aceptar lo inevitable. Pero si de algo sirve este artículo, que al menos sea para recordar y proteger, con la nostalgia de quienes aún recuerdan la radio, el cine clásico en 2D y la magia de lo incompleto, del desafío a la imaginación, de la imagen inodora, insípida, de la imagen pura.
2 Comentarios:
Hola!!!!
¿Como te trata España??, no te dan ganas de volver??..va tal vez a que...
un abrazo de oso-
muy bueno y terriblemente verosímil.
¡saludos!