Desahogo en forma de ficción para evitar posibles futuros problemas con patéticos seres que dan sabor a su vida jugando a Los Gobiernos.

jueves, 23 de junio de 2011 |

«Lo bueno de la ficción es que uno oculta en una historia inventada 
cualquier tipo de opinión políticamente incorrecta 
que pueda tener sobre alguna persona o algún asunto»

 Rousseau.



Lo que sigue es pura ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.


En el edificio donde vivo rige un gobierno tripartito,  (auto)denominado «La comisión», que se encarga de definir en reuniones semanales las mociones que una vez al mes se someten a votación de los vecinos de la finca.
La Comisión se compone de dos hombres que son la mismísima fisicidad de todos los antónimos útiles a la hora de describir cómo es el cuerpo de alguien: uno de ellos es alto, gordo, calvo, sin vello facial y muy pálido. El otro, el que importa a los fines del presente desahofo, es enano, de una delgadez que recuerda a un gato prematuro, muy peludo y barbudo y de tez morena. La cúpula triangular se remata con una anciana semisorda y prácticamente muerta que no participa para nada en las votaciones, solo se sienta, la mirada perdida en el techo, los ojos semiabiertos, su saliva fuera de control chorreando sobre su hombro.

Concentrémonos en el enano y su mujer.
La mujer del enano lo duplica en altura. Es joven, es fresca. Es una mujer hermosa. Es, también, soberanamente estúpida, pero el lector no debe ver aquí un aterrizaje en territorio cliché: el enano, contra todo pronóstico, es TAMBIÉN estúpido. Es feo, tiene el cuerpo de alguien que ha sido arrancado del vientre de su madre en el cuarto o quinto mes de embarazo y ha sido colocado en un pequeño moisés bajo una lámpara de 500 watts hasta que se complete su desarrollo. Si no fuera por el pelo que recubre casi toda la piel visible del enano, uno no creería que se trata de un adulto: así de pequeñito es. Su maldad, previsiblemente, es proporcional a su diminutez.
Además de su mujer, angelical y retrasada, vive con el enano su suegro: un viejito cuyo metafórico pie derecho se encuentra ya en la tumba, en espera del izquierdo y la tierra fresca. Se desplaza a la velocidad de un caracol agonizando, apoyado en un bastón de cuatro patas y recobrando el aire en cada paso que da. Se desplaza solamente hasta el ascensor, donde lo espera la silla de ruedas que su yerno, el Enano Maldito, ya ha colocado y ambientado para recibir a la pasita de uva que lentamente, pasito tras pasito, avanza hacia la puerta. Tarda, no exagero, 20 minutos en recorrer el metro y medio que lo separa del ascensor, tal es la decrepitud del pobre suegro. El enano, la mujer y el viejito son mis vecinos.

Ayer me compré una bici.
Ayer por la noche, subí la bici en el ascensor. Bajé en el 4 piso, donde la hermosa y fronteriza mujer del subdesarrollado e imbécil enano aguardaba para descender. Me vio bajar mi flamante bicicleta. Intercambiamos amables saludos. Bajó; entré a mi casa.

Lo que nos lleva a hoy, y al comentario que al pasar, y de manera exageradamente amable, el gusanito subnormal trimesino resultado de la cópula de un grillito anoréxico y un saltamontes rengo me hizo al verme entrar en el edificio con mi radiante bicicleta: «Óyeme, que aquí no se puede subir bicis en ascensor, así se ha decidido en la última reunión de La Comisión».

¡¡¡¿¿¿???!!!
¡¿Qué?! ¡¿Perdón?! ¿En qué se basa una prohibición así? (Me gustaría haberle gritado, pero me dormí o, gentil eufemismo, me "contuve") Todas las paredes del ascensor son de metal excepto el espejo, que es de espejo. La bici no mancha nada, o por lo menos no mancha más que, digamos, un carrito de las compras, o un cochecito de bebé, o... no sé...¿una ENORME silla de ruedas utilizada para descender a un pobre anciano en la víspera crónica de su muerte? ¡¿EH?! ?Entonces por qué viene este sujeto, cruza contra natura de insecto y humano a medio cocinar, y me prohíbe esto? ¿«En la última reunión»? A qué juegan estos imbéciles. Una vez los vi, al entrar. Mantienen las reuniones en la portería, sobre la mesa del portero. A veces despliegan planos del edificio y otros papeles A0. Y se toman el mentón y observan los planos y pretenden reflexionar temas profundos y dilemas insalvables que conciernen al bienestar de todos los habitantes. PAYASOS. No hay nada más patético que ver a un grillito subdesarrollado jugar a Los Presidentes con una vieja semimuerta y un gordo del tamaño de un pequeño país. Y esta Comisión decide que no hay bicis, después de que la hermosa y disminuida mental de la mujer del enano vaya con el chismorreo de que "el del 4º2º se compró una bici", pero por favor, pero por favor, qué mal hace una bici, hijo de puta, es una bici, indagá en tu podrida memoria y rescatate la infancia, conchudo, o por lo menos no seas hipócrita, enanito mal parido, si vos subís siempre al pobre viejo en una bici igual a la mía, igual de biciclo, solo cambia la tracción -.-brazal por piernal, si se me permite neologizar. Una silla de ruedas y mi bici no difieren en mucho, trimesino hijo de puta. Así que vos y toda La Tristeza De Humanidad que juega a gobernar el mundo haciéndose cargo de las "normas" de "convivencia" de los "vecinos" –las comillas indican tratamiento irónico de los términos que encierran– cuando no son más que tres tristes personitas sin nada que dé sabor a sus vidas más que esos jueguitos de gobierno, vos y todos ellos se pueden ir a la REPUTÍSIMA MADRE QUE LOS RECONTRAREMIL PARIÓ, MANGA DE PERDEDORES.

~ Fin de mi desahogo ~

P.D: Soñá, enanito trimesino despreciable patético horrible neurótico asqueroso, sueñen, vos y los otros dos, que voy a subir la bici por la escalera. Sue-ñen.



3 Comentarios:

Indikavia dijo...

<>

jajajajajajajajajaja

fag dijo...

lo mejor el PD, sin duda XD

Anónimo dijo...

jaja... muy mortal!
gracias por hacer publico tu desahogo.

facu

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