Ofelio Siempregrandes es como usted, como yo, como ese señor que pasa por el frente de su casa empujando un carrito de compras lleno de bidones de agua o de pan francés o de fruta. Es una víctima de las Multinacionales del Demonio, dedicadas a ofrecerle un servicio carísimo e innecesario con el añadido de que tiene unas cien fallas por día que usted, como yo o como el señor que regresa de hacer las compras, se ve obligado a reclamar llamando a un teléfono 06001 o 0800 o 10200 o lo que sea, o bien, y esto es peor, a enviar un fax a tal o cual número adjuntando cosas como su partida de nacimiento, su carnet de vacunación o su certificado de defunción. Este fue el caso de Ofelio, un cliente de Movistar a quien por error se le solicitó, como requisito indispensable para dar de baja a su línea de telefonía móvil, un certificado de defunción. «De quién», habrá preguntado un atónito Ofelio. «De usted, necesito su certificado de defunción».
El diálogo completo, grabado por el S.A.C. de Movistar, está en manos de la justicia, que se encuentra investigando la posible ilegalidad de solicitarle a una persona viva su propio certificado de defunción. El Juez en lo Telecomunicativo Pablo Píndola ha declarado que se encuentra «sorprendido y consternado por la posibilidad de que en un vacío legal pueda ser lícito solicitarle a una persona del mundo de los vivos su propio certificado de deceso, y las consecuencias que esto podría tener en alguien que de verdad desee dar de baja a su contrato de telefonía». Aunque Píndola no lo dice, la palabra “suicidio” flota en su declaración.
Lo curioso del caso, que afortunadamente no ha acabado en tragedia, es que, enfrentado ante la impotencia de no poder remitir su propio certificado de defunción, Ofelio Siempregrandes redactó una respuesta de 258 páginas que fueron enviadas una por una –en el transcurso de 72 horas ininterrumpidas y a razon de una cada 15 minutos aproximadamente, lo que nos indicaría que Siempregrandes envió cada página a medida que acababa su redacción– al fax del Servicio de Atención al Cliente de Movistar. El reclamo, titulado Instrucciones para que se vayan todos a la reputísima madre que los remil parió, fue escaneado en pdf por un empleado de Movistar y subido a la red, donde gracias a un proceso viral de rapidísima divulgación llamó la atención de la Jefa Editorial de Mondadori, Mercedes Ferro.
Instrucciones... se ha convertido, semanas después del altercado, en un best-seller español y de pronta tirada en hispanoamérica. La edición española no ha sido fácil, nos ha indicado Mercedes Ferro, debido al altísimo número de argentinismos que emplea Siempregrandes a la hora de dirigirse al S.A.C. de Movistar: «Al principio no entendíamos el significado de frases como ‘por qué no me chupan bien la pija’ o ‘me voy a tomar un bondi y se va a armar un bardo que no se imaginan cómo les va a quedar el orto, manga de conchudazos’», se ríe Ferro sosteniendo un ejemplar lleno de frases subrayadas.
El origen del libro no es un misterio. El título es en sí mismo una respuesta al del fax que recibió el autor por parte de Movistar España: Instrucciones para dar de baja una línea. El estilo literario de Siempregrandes se emparenta con la línea satírica ácida y cita varias veces el fax de Movistar, para responder debajo de una manera sardónica o directamente blasfémica contra el staff de la compañía telefónica. Por ejemplo:
“Me dicen en las instrucciones que me envían que tengo que hacer una fotocopia color de las tres primeras páginas de mi Pasaporte y enviarlas en orden y por fax numeradas como 001, 002, 003. Perfecto, lo que voy a hacer es ir a comprarme un sello de esos con los que se numeran cosas pero en lugar de numerar mis fotocopias de DNI lo que voy a hacer es tomarme un bondi, bajarme en sus oficinas, subir hasta el piso donde esté el director general y numerarle el orto a patadas, tremendo hijo de puta debe ser el culiado ese, y después voy a buscar en los contactos del outlu [sic] a ver si salen sus hijos y me voy a ir a su casa y me voy a comer a sus hijos, y cuando digo comer no se confundan, pelotuditos, que no es una mera manera de hablar, cuando digo comer es que le voy a agarrar el hijo al director general y le voy a morder un bracito y me lo voy a ir comiendo como si fuera un pollo o un lechón asado, pero me lo voy a comer crudo, a lo sumo me llevo un frasquito con sal para salarlo al pendejito antes de manducarmeló, y después al perro o a su mujer o a lo que sea, lo que se mueva en la casa del director me lo voy a comer, aunque sea un hamster o un robot de esos que aspiran todo automáticamente, pero siempre después de numerarle el orto con el sello que me voy a comprar, o sea que al hijo le pondré el 002 y me lo como, al perro el 003 y me lo como, al robot aspiradora el 004 y adentro, si se mueve una planta con el viento ahí nomás le pongo el 005 y me lo como, y así...”
“Visceral, intempestivo y radicalmente renovador”, así ha definido el suplemento cultural de El País a la carta de Ofelio Siempre Grandes. Fragmentos como el anterior o como este a continuación parecen confirmar lo vertido en la reseña del periódico:
“Lás últimas seis facturas, las últimas seis facturas me piden, soberanos putos, cómo me van a pedir las últimas seis facturas, como si mi vida se redujera a almacenar la cantidad obscena de papeles de mierda que me mandan ustedes y todas las otras compañías de mierda a mi casa, como si yo me levantara a la mañana y dijera «Bueno, bueno, bueno, un día más de vida, a ver qué me ha llegado hoy de Movistar para archivar, qué bueno, qué feliz soy, mi vida es el mismísimo sol cuando recibo ofertas y facturas de Movistar». Me mandan una carta de 20 páginas ofreciéndome el nuevo servicio de ‘Factura Virtual Ecológica!’ para recibir la factura por email y salvar árboles. Veinte páginas, la carta, más que las 12 páginas de todas las facturas de un año. Hay que ser pelotudos, ¿eh?. Lo que voy a hacer, te voy a decir lo que voy a hacer, me voy a ir al vivero y me voy a comprar unas semillas de sequoia, son unos árboles enormes [prosigue el artículo completo de Wikipedia para Sequoia] que tardan muchos años en crecer, pero no importa, me voy a plantar uno y voy a esperar a que crezca, diez, veinte, treinta años, lo que haga falta, y después lo voy a talar y voy a dividir el tronco en varas de unos 50 centímetros de diámetro y se las voy a meter en el orto a todos, una por una, con lo cual necesito que por favor me remitan por fax el organigrama completo de Movistar para calcular la cantidad de madera que necesito para cubrir todos los ortos de ustedes, si son tan amables”.
Un libro curioso, único, un híbrido de la no-ficción que desafía cualquier categorización y que ha convertido a Ofelio Siempregrandes en una figura literaria de inminente importancia internacional, con traducciones en marcha para más de 20 idiomas y con derechos ya adquiridos para adaptaciones televisivas, cinematográficas e incluso para una versión teatral unipersonal interpretada por Federico Lupi.
2 Comentarios:
Como extrabajador de Movistar (MandeObligatóriamenteVariasIdentificacionesSinTardanzaAserviciodeatenciónRidículo) no sabes cuan cerca estás de la verdad con esto...además, al aportar su certificado de defunción y conseguir, tras varios intentos infructuosos, dar de baja la línea en cuestión, va a perder los puntos de la Zona Azul y diversas, lúdicas y esotéricas ventajas aportadas pos su antigüedad como cliente. Añado que, en lugar de suspender la línea, puede migrarla a prepago y contratar una ventajosa tarifa Más allá/Más acá con la que su facturación se reduciría ligeramente en su gasto medio (consultado en las últimas seis (6) facturas que tiene que enviarnos pero que podemos consultar en el acto mientras se comunica con nosotros).
Me parece un poco subido de tono... eso de comerse una planta que se mueva al viento, creo que es demasiado.
Por lo demás, cuando salga la traducción al uruguayo, me gustaría comprar un par ejemplares.