Estaba Turubuldo paseando por la nada eterna (Turubuldo es el nombre de Dios. Dios es una palabra inventada por el hombre) cuando de repente se le ocurrió la siguiente idea: "Che yo tendría que crear algo". Acto seguido estiró uno de sus tentáculos y con un movimiento rápido lanzó un rayo de luz. Una nube de humo flotó por un rato, y lentamente se disipó descubriendo un gigantesco cuerpo esférico liso y brillante.
__ Tu serás Formosa, el primer planeta del universo.
Otros movimientos de su tentáculo resultaron en un montón de galaxias. Vio Turubuldo lo que había hecho, y vio que era bueno.
Sin embargo notó cierta monotonía, y decidió decorar el planeta Formosa. Sacó todos sus tentáculos (diecisiete en total) y puso árboles, animales y una gigantesca cosa brillante llamada Culo Peludo, su más sublime creación, indescriptible e inentendible para la simplicidad de la mente humana, para sus cinco míseros sentidos.
Y a pesar de las alimañas, los árboles y la belleza de Culo Peludo, Turubuldo sintió que no era suficiente, que faltaba algo que tuviera la capacidad de disfrutar de todo lo bello que había en Formosa.
Otro rayo de luz, otra nube de humo, y contempló el Creador ante sí a una pequeña criatura púrpura.
__ Veamos__ dijo Turubuldo.__ Tú te llamarás Papanicolau
__ Gracias por crearme Chabón__ Dijo Papanicolau, que al no sabér cuál era el nombre de Turubuldo eligió la primera palabra que le vino a la cabeza.
__ Escuchame Papanicolau, decime que necesitás y yo te lo doy. Soy todopoderoso.
__ Y la verdad que no sé. Alguien con quien hablar...
En un instante tuvo presencia una criatura púrpura casi idéntica a Papanicolau, pero un poco más curvada y con un aroma más fino.
__ Tu serás Rinoscopía. Papanicolau y Rinoscopía, los primeros habitantes de Formosa. Disfruten, pues todo esto es suyo, y hagan lo que se les cante. ¡Pero cuidado! __ bramó Turubuldo.__ No os acerqueís al río de vino con soda, o lo lamentarán.
Por unos meses todo fue felicidad en Formosa. Papanicolau y Rinoscopía corrían por la pradera, juntaban flores y reían. En ese tiempo Rinoscopía había dado a luz a 3 hijos, bautizados Fibroscopía, Colonoscopía y Tomografía Computada. Todos ellos sabían de Turubuldo y su prohibición, y la respetaban.
Pero un día Papanicolau fue tentado por un mamboretá malvado que lo forzó sutilmente a beber del río de vino con soda. Varias veces.
Al volver tambaleándose a su casa, encontró Papanicolau a su mujer y sus hijos sentados a la mesa conversando alegremente con Turubuldo.
__ Buenaaaaaas, que dicen los muchachos.
__ Papanicolau, hijo, ¿qué te sucede?.__ Dijo el Creador.
__ Bajando el tonito, ¿eh?. Mirá que te surto.
__ No eres tú el que habla, hijo, ¿es que acaso has bebido del río prohibido?.
__ Mirá Chabón está todo bien con vos. Andate ahora y te vas intacto, ¿eh?. No te quiero desfigurá.
Rinoscopía y los niños miraron a Turubuldo con temor. Turubuldo, sin inmutarse, sacó del cinto una 22 con el cañón cortado y con balas escribió en el pecho de Papanicolau: "Andá hacete mover por un burro, otario, gil, te prohibí que bebieras del río y eso fue lo que hiciste".
El llanto de los niños lo hizo volver en sí, y viendo que sólo había sufrimiento en Formosa, la hizo desaparecer chasqueando los dedos, junto con el resto de su creación fallida.
Turubuldo suspiró, solo en el silencio de la nada.
__ Pero qué pelotudo que soy.__ dijo.__ Tendría que haberme quedado con Culo Peludo. Otra vez será.
__ Tu serás Formosa, el primer planeta del universo.
Otros movimientos de su tentáculo resultaron en un montón de galaxias. Vio Turubuldo lo que había hecho, y vio que era bueno.
Sin embargo notó cierta monotonía, y decidió decorar el planeta Formosa. Sacó todos sus tentáculos (diecisiete en total) y puso árboles, animales y una gigantesca cosa brillante llamada Culo Peludo, su más sublime creación, indescriptible e inentendible para la simplicidad de la mente humana, para sus cinco míseros sentidos.
Y a pesar de las alimañas, los árboles y la belleza de Culo Peludo, Turubuldo sintió que no era suficiente, que faltaba algo que tuviera la capacidad de disfrutar de todo lo bello que había en Formosa.
Otro rayo de luz, otra nube de humo, y contempló el Creador ante sí a una pequeña criatura púrpura.
__ Veamos__ dijo Turubuldo.__ Tú te llamarás Papanicolau
__ Gracias por crearme Chabón__ Dijo Papanicolau, que al no sabér cuál era el nombre de Turubuldo eligió la primera palabra que le vino a la cabeza.
__ Escuchame Papanicolau, decime que necesitás y yo te lo doy. Soy todopoderoso.
__ Y la verdad que no sé. Alguien con quien hablar...
En un instante tuvo presencia una criatura púrpura casi idéntica a Papanicolau, pero un poco más curvada y con un aroma más fino.
__ Tu serás Rinoscopía. Papanicolau y Rinoscopía, los primeros habitantes de Formosa. Disfruten, pues todo esto es suyo, y hagan lo que se les cante. ¡Pero cuidado! __ bramó Turubuldo.__ No os acerqueís al río de vino con soda, o lo lamentarán.
Por unos meses todo fue felicidad en Formosa. Papanicolau y Rinoscopía corrían por la pradera, juntaban flores y reían. En ese tiempo Rinoscopía había dado a luz a 3 hijos, bautizados Fibroscopía, Colonoscopía y Tomografía Computada. Todos ellos sabían de Turubuldo y su prohibición, y la respetaban.
Pero un día Papanicolau fue tentado por un mamboretá malvado que lo forzó sutilmente a beber del río de vino con soda. Varias veces.
Al volver tambaleándose a su casa, encontró Papanicolau a su mujer y sus hijos sentados a la mesa conversando alegremente con Turubuldo.
__ Buenaaaaaas, que dicen los muchachos.
__ Papanicolau, hijo, ¿qué te sucede?.__ Dijo el Creador.
__ Bajando el tonito, ¿eh?. Mirá que te surto.
__ No eres tú el que habla, hijo, ¿es que acaso has bebido del río prohibido?.
__ Mirá Chabón está todo bien con vos. Andate ahora y te vas intacto, ¿eh?. No te quiero desfigurá.
Rinoscopía y los niños miraron a Turubuldo con temor. Turubuldo, sin inmutarse, sacó del cinto una 22 con el cañón cortado y con balas escribió en el pecho de Papanicolau: "Andá hacete mover por un burro, otario, gil, te prohibí que bebieras del río y eso fue lo que hiciste".
El llanto de los niños lo hizo volver en sí, y viendo que sólo había sufrimiento en Formosa, la hizo desaparecer chasqueando los dedos, junto con el resto de su creación fallida.
Turubuldo suspiró, solo en el silencio de la nada.
__ Pero qué pelotudo que soy.__ dijo.__ Tendría que haberme quedado con Culo Peludo. Otra vez será.
4 Comentarios:
Un blog demasdiado ontológico
más agradezco yo la visita y la firma . En los día de lluvia suelo recorrer blogs y me es inevitable no ponerlo es mi "superarchilista". Aunque es imposible y enfermizo leer una gran cantidad de estos dispositivos.
Como simpre digo, ahora estaré más atento y firmaré más seguido.
saludos virtuales
Gracias por la visita filósofo ontológico existencialista ocioso.
sin duda,este es eñl que gana jajaj
mai