Capítulos anteriores.
Introducción (por Oscar Wilde de Icho Cruz).
Capítulo 1: Cómo darse cuenta de que la gente no lo quiere.
Cuando uno está triste, se siente mal, solo, desconsolado, deprimido, para atriqui, con ganas de llorar, con ganas de meter la cabeza en el horno, sin ánimo de dejar la cama para empezar otro día, con la cara larga, haciendo puchero, chinchudo, cabizbajo, etcétera etcétera, profesionales colegas proponen cosas quer para mi no funcionan pero ni ahí: salir a caminar, hacer cosas "creativas", comprar los libros que ellos escriben, ir el sábado con ellos y tocar el "mantiño sagradu de la esperanza", rezar 100 rosarios, sacrificar una gallina o tirar un choclo por detrás del hombro y volverse a casa sin ver para atrás, sin ver dónde cayó el choclo.
Respeto a mis colegas, los quiero mucho, y a los pastores de brasil les tengo miedo. Pero lo que propongo yo como parte del Método es más facil: imaginar a otra gente sufriendo grandes tragedias grandes.
Esta parte del Método está inspirada casi totalmente en la Técnica Kuyiko.
Conocí a Akito Kuyiko en un pequeño bar en las afueras de Tokyo. Había pasado todo el día en un congreso de Astrología y Engualichamiento Místico Abusamente Efectivo, y tenía sed. Junto a mi, sentado en la barra, se encontraba un pequeño japonés. Se había tomado como 10 vodkas con speed y estaba más puesto que un estante. Reía a carcajadas, y golpeaba la mesa repitiendo lo siguiente (en japonés): "Y entonces la licuadora le destrozó la mano". Aún mirando al japonés, le pregunté al barman si el hombrecito se encontraba bien.
__ La pregunta está fuera de los límites de mi programación __ contestó el barman. (Yo no sabía pero los barmans en Japón son robots. Lo que es la tecnología).
__ ¿Está usted bien? __ le dije al japonés.
__ Sí, todo joya. Andaba medio depre... pero imaginate esto: una licuadora le acaba de destrozar la mano a Chuck Norris.
Ante la perplejidad con que lo miré ,el asiático risueño se apuró a explicarme:
__ Yo soy un experto en autoayuda, y el creador de la técnica Kuyiko...
A cambio de 2 vodkas accedió a mostrarme el pergamino sagrado donde explicaba su técnica. En una traducción lo más fiel posible, el pergamino decía lo siguiente:
Dos semanas después invité a Kuyiko a un congreso de autoayudistas, pero el avion en donde viajaba chocó con un transformer (yo no sabía, pero en Japón los transformer existen) y murieron todos los pasajeros. Decidí entonces ampliar la técnica Kuyiko, conservando su escencia y predicándola alrededor del planeta:
Técnica Kuyiko-Varela: cuando le pinte el bajón, imagine a otra persona sufriendo una gran tragedia gran, y pronto todo irá mejor.
QUE APRENDIMOS HOY.
1. En Japón los barmans son robots.
2. En Japón los transformers existen y a veces los aviones chocan con ellos.
3. Cuando la tristeza lo acose, piense en Chuck Norris con su mano licuada, o imagine que culquier otra persona sufre cualquier otro accidente. A mi me gusta pensar que Sergio Zuliani entra en combustión espontánea.
Introducción (por Oscar Wilde de Icho Cruz).
Capítulo 1: Cómo darse cuenta de que la gente no lo quiere.
A Akito, con amor.
Cuando uno está triste, se siente mal, solo, desconsolado, deprimido, para atriqui, con ganas de llorar, con ganas de meter la cabeza en el horno, sin ánimo de dejar la cama para empezar otro día, con la cara larga, haciendo puchero, chinchudo, cabizbajo, etcétera etcétera, profesionales colegas proponen cosas quer para mi no funcionan pero ni ahí: salir a caminar, hacer cosas "creativas", comprar los libros que ellos escriben, ir el sábado con ellos y tocar el "mantiño sagradu de la esperanza", rezar 100 rosarios, sacrificar una gallina o tirar un choclo por detrás del hombro y volverse a casa sin ver para atrás, sin ver dónde cayó el choclo.
Respeto a mis colegas, los quiero mucho, y a los pastores de brasil les tengo miedo. Pero lo que propongo yo como parte del Método es más facil: imaginar a otra gente sufriendo grandes tragedias grandes.
Akito Kuyiko fertilizando un bonsai.
Esta parte del Método está inspirada casi totalmente en la Técnica Kuyiko.
Conocí a Akito Kuyiko en un pequeño bar en las afueras de Tokyo. Había pasado todo el día en un congreso de Astrología y Engualichamiento Místico Abusamente Efectivo, y tenía sed. Junto a mi, sentado en la barra, se encontraba un pequeño japonés. Se había tomado como 10 vodkas con speed y estaba más puesto que un estante. Reía a carcajadas, y golpeaba la mesa repitiendo lo siguiente (en japonés): "Y entonces la licuadora le destrozó la mano". Aún mirando al japonés, le pregunté al barman si el hombrecito se encontraba bien.
__ La pregunta está fuera de los límites de mi programación __ contestó el barman. (Yo no sabía pero los barmans en Japón son robots. Lo que es la tecnología).
__ ¿Está usted bien? __ le dije al japonés.
__ Sí, todo joya. Andaba medio depre... pero imaginate esto: una licuadora le acaba de destrozar la mano a Chuck Norris.
Ante la perplejidad con que lo miré ,el asiático risueño se apuró a explicarme:
__ Yo soy un experto en autoayuda, y el creador de la técnica Kuyiko...
A cambio de 2 vodkas accedió a mostrarme el pergamino sagrado donde explicaba su técnica. En una traducción lo más fiel posible, el pergamino decía lo siguiente:
Técnica Kuyiko: cuando le pinte el bajón, imagine a Chuck Norris con la mano en una licuadora.
Dos semanas después invité a Kuyiko a un congreso de autoayudistas, pero el avion en donde viajaba chocó con un transformer (yo no sabía, pero en Japón los transformer existen) y murieron todos los pasajeros. Decidí entonces ampliar la técnica Kuyiko, conservando su escencia y predicándola alrededor del planeta:
Técnica Kuyiko-Varela: cuando le pinte el bajón, imagine a otra persona sufriendo una gran tragedia gran, y pronto todo irá mejor.
QUE APRENDIMOS HOY.
1. En Japón los barmans son robots.
2. En Japón los transformers existen y a veces los aviones chocan con ellos.
3. Cuando la tristeza lo acose, piense en Chuck Norris con su mano licuada, o imagine que culquier otra persona sufre cualquier otro accidente. A mi me gusta pensar que Sergio Zuliani entra en combustión espontánea.
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